EDIFICIOS HISTÓRICOS (III). ESTACIÓN FERROCARRIL ALMERIA

En Almería se construyó una de las últimas grandes estaciones "históricas" en Andalucía. No en vano, hasta tres veces quedó desierta la construcción de la línea de Linares a Almería por su elevado coste y dudosa rentabilidad. Llegado el año 1892, la estación de Almería comenzó a ser proyectada y construida como una obra de prestigio para la Compañía de los Caminos de Hierro del Sur de España. El objetivo inicial de la línea era la de transportar minerales de Sierra Morena al puerto almeriense, aunque no tardaron en llegar flujos de otras mercancías como también el de personas ya que esta línea contribuyó a que Almería empezara a salir de un aislamiento secular.

 

La estación se asentó sobre una especie de terraplén a 8,28 metros sobre el nivel del Mediterráneo, con vías sobreelevadas que discurren en dirección al cargadero y el muelle. Para aquella época, ya era meritorio el estudio efectuado para evitar las frecuentes avenidas de aguas pluviales que discurrían por las ramblas hacia el mar y que llegaban al complejo ferroviario evitándolas gracias a este realce.

 

El edificio de viajeros representó el orgullo de la Compañia de los Caminos de Hierro del Sur de España que abanderaba su estación como símbolo de modernidad de finales del sijlo XIX en el que por fin contemplarían la llegada de este novedoso transporte conocido por "ferro-carril".

 

La compañía francesa "Compagnie de Fives-Lille", diseñó, en 1892, el cuerpo central de estructura de hierro y amplias cristaleras de vidrio en el que destaca el carácter representativo y moderno del edificio cuyas proporciones arquitectónicas así como la combinación del hierro y de los ladrillos decorativos, recuerdan mucho los hermosos modelos admirados en Francia en la Exposición Universal de 1889 y cuyo arco monumental dota a esta estación de un sello digno de la importancia del camino de hierro de Linares (Jaén) a Almería. En la fachada principal, una placa deja constancia del arquitecto autor del proyecto, el francés L. Farge, vinculado a la citada compañía.

 

No es posible catalogar esta estación con un único estilo; historicista en cuanto a la decoración en algunas partes del cuerpo central, ecléctico historicista más o menos barroquizante en los cuerpos laterales y mudejarista por sus ladrillos vistos y barandillas. Los elementos decorativos, se multiplican tanto en el interior como en el exterior. En la fachada principal se repite en azulejos la “A” de Almería con el grafismo típico vasco de txapela, como aporte de los artesanos que participaron.

 

El edificio fue concluido en 1893, pero no entraría en uso hasta la inauguración del tramo Almería - Guadix, el 23 de julio de 1895. La estación se vio afectada por la Guerra Civil, la balaustrada de ladrillos que contornea el remate superior debió ser reconstruida tras el bombardeo de la aviación alemana. Debajo de la estación se improvisaron dos refugios antiaéreos, quedando al descubierto sus entradas durante la remodelación de 1988 - 1991.